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Las Marcas comerciales, como signos distintivos, son susceptibles de ser representadas gráficamente, o mediante la combinación de vocablos e imágenes, para diferenciar en el mercado los productos o servicios de una empresa frente a los productos o servicios de terceros competidores.

Estas representaciones, aun cuando tienen un origen y finalidad empresarial, en muchas ocasiones han sido creadas por grandes artistas, y utilizadas por muchos otros para crear auténticas obras de arte.

A mediados de los años cincuenta, con el surgimiento del POP ART como movimiento que reivindicaba la realidad de una “nueva cultura popular”, la civilización de consumo se convierte en objeto artístico. El poder del público como masa, consigue que las marcas más populares de la época sean fuente de inspiración para artistas como Hamilton, Warhol, Lichtenstein, Blake, Paolozzi, Schifano, o Johnson, entre otros.

En Madrid, este verano hemos tenido la oportunidad de disfrutar de dos excelentes exposiciones al haber coincidido en el Museo Thyssem-Bornemisza la exposición “Mitos del Pop” y en el Reina Sofía la exposición dedicada a la obra de Richard Hamilton. En ambas, a través de más de 300 obras, se puede comprobar cómo dichos artistas han reflejado la cultura popular de una nueva civilización industrial y sus imágenes en las que, no sólo se trasladan las inquietudes políticas y sociales del momento, sino también una cultura de masas y una nueva sociedad de consumo.

Con la televisión presente en todos los hogares, así como con el desarrollo de los medios de comunicación, la sociedad se vio invadida por la publicidad, entrando las marcas a formar parte de sus vidas de un modo cotidiano, mediante slogans comerciales, vallas publicitarias, anuncios televisivos y en prensa, luminosos, etc.

La identidad que adquirieron las marcas fue captada, utilizada y representada en muchas de estas obras del POP ART, siendo auténtica inspiración y musa las marcas, logotipos, objetos y productos comerciales más populares de la época, como el renombrado refresco “COCA-COLA”, sopas “CAMPBELL”, cigarrillos “LUCKY STRIKE”, cervezas “SCHLITZ”, kétchup “HEINZ”, detergente “BRILLO”, coches “DODGE”…

Estas marcas, logotipos y diseños que forman parte de la nueva civilización consumista, pasan a convertirse en objetos artísticos, resultando temas dominantes y fuentes de inspiración en las obras al igual que lo eran otros extraídos de la prensa, la publicidad, los cómics e incluso de la industria del cine, convirtiéndose en musas para los artistas de este movimiento y perdurando incluso hasta nuestros días.

El POP ART, es un buen ejemplo de la importancia que supone una buena estrategia en la cobertura registral de las empresas ya que, cuando las marcas, logotipos, slogans o diseños industriales trascienden más allá de los consumidores habituales, se consigue no sólo que perduren en el tiempo, sino llegar incluso a inmortalizarlos, y de ahí la importancia de proteger debidamente la imagen y la evolución marcaria de las empresas en el mercado.

Por todo ello, en ALVAMARK, consideramos de vital importancia la adecuada protección de los activos intangibles de las empresas, para conseguir los derechos de uso exclusivo y explotación de los mismos.