Juegos Olímpicos, Copa Mundial de Fútbol, Torneo de la Roland Garros, el Tour de Francia, Grandes Premios de F1, Clásico Mundial de Béisbol, Copa Mundial de Baloncesto, etc. Así, sucesivamente, podríamos continuar horas y, aún días, citando diversos eventos deportivos de relevancia nacional e internacional, los cuales cautivan la atención de los aficionados a nivel global.
Permanentemente estamos en contacto con una cultura en torno al deporte, que no solo moviliza gran cantidad de espectadores y ha contribuido al desarrollo de tecnología de punta que permita realizar transmisiones en vivo y en directo desde cualquier lugar del mundo, sino que también ha dado lugar a la investigación, desarrollo e innovación en materia de equipos, instrumentos, procedimientos y activos intangibles novedosos que mejoran los resultados en la práctica de los deportes, potencializan los equipos existentes y miden el rendimiento de los atletas. Dichas tecnologías, a su vez, han ido permeando nuestro diario vivir, de tal forma que, además de ser seguidores de un determinado equipo o deportista y alentarles incansablemente, también nos hemos dejado conquistar a tal punto que algunos hemos decidido comenzar a practicar ese deporte que tanta pasión nos genera y, con ello, hemos comenzado a usar las tecnologías deportivas existentes.
A propósito de todo ello, ¿alguna vez te has preguntado cómo se logra incentivar a las empresas o personas para que continuamente innoven y ofrezcan todas estas herramientas que optimizan los resultados en la práctica de un determinado deporte? Si es así, debes saber que la Propiedad Industrial e Intelectual es un instrumento aliado al Deporte que, no solo sirve para lograr la protección de las creaciones de la mente humana asociadas a este campo, sino que, sin duda alguna, es un generador de crecimiento económico en dicha área.
Pero, entonces, ¿cuál es el vínculo entre la Propiedad Industrial e Intelectual -P.I.- y el Deporte? ¿cómo la P.I. puede, en función del Deporte, promover la generación de riqueza o progreso económico?
En primer lugar, cabe destacar que la Propiedad Industrial e Intelectual está vinculada al Deporte, al igual que a la gran mayoría de áreas de la sociedad; esta rama consiste en un conjunto de derechos que otorga y protege el Estado para reconocer el esfuerzo económico e intelectual que ha invertido una persona o empresa para dar lugar a nuevas creaciones intelectuales; así pues, los objetos, procesos y todo tipo de invenciones que facilitan la práctica deportiva, a los cuales se llega gracias a la investigación y al talento humano, hacen parte de esos activos intangibles protegibles a través de los mecanismos de P.I. existentes, de allí la relación entre ambos campos.
En segundo lugar, los nuevos conocimientos y tecnologías deportivas, al ser explotados económicamente por las diversas industrias, son propulsores del crecimiento económico global, dado que contribuyen al crecimiento empresarial, la creación de nuevos empleos y la expansión del comercio nacional e internacional.
La Propiedad Intelectual ha de ser vista, pues, como un instrumento legal que en equipo con la innovación en el deporte da resultados ganadores.
A continuación mencionamos distintas formas de cómo la Propiedad Intelectual puede ser usada en función y en conjunto con el campo del Deporte para lograr ese equipo ganador del que hemos venido hablando:
Las marcas son signos que permiten al consumidor distinguir e identificar productos o servicios de un empresario en el mercado. Este mecanismo de P.I. es tan importante que, en muchos casos, la marca de una empresa podría ser más valiosa desde el punto de vista económico que las mismas plantas de producción, la maquinaria, equipo de oficina e infraestructura física que se requiere para la fabricación de los productos.
Esta situación no escapa al ámbito deportivo, en donde anualmente se realizan rankings clasificando las marcas con base en el valor de cada una en el mercado. Es así como vemos que tanto empresas deportivas, equipos de fútbol y los mismos deportistas, como parte de su estrategia comercial, registran sus marcas para evitar que personas o empresas de la competencia intenten sacar un provecho económico indebido al usar, sin autorización, sus signos distintivos que con tanto esfuerzo han logrado posicionar en el mercado.
Por ejemplo, en el ranking 2021 de la consultora Brand Finance, aparecen clasificadas en los tres primeros puestos de las marcas de fútbol más valiosas del mundo, las siguientes:
Haciendo referencia a las empresas productoras y comercializadoras de artículos deportivos, según Launchmetrics, las marcas más valiosas en dicho segmento son, hoy en día: NIKE, con un valor aproximado de 30.443 millones de dólares, seguida de ADIDAS, cuyo valor se calcula es de 14.342 millones de dólares.
En cuanto a los deportistas, estos mismos pueden registrar su marca propia, como por ejemplo lo hizo el futbolista James Rodríguez, quien luego del Mundial de Brasil 2014 lanzó su propia bebida energética bajo el signo distintivo “10Gold”; esto mismo han hecho jugadores como Lionel Messi y Michael Jordan, quienes bajo su nombre comercializan productos propios. De igual manera, existen rankings de los mejores pagados del mundo por actuar como embajadores de una determinada marca. Así, vemos que Lionel Messi es el deportista mejor pagado y quien se calcula que, como consecuencia de los acuerdos firmados con distintos patrocinadores como, por ejemplo, Adidas, recibe anualmente 145 millones de dólares al año; por su parte, se estima que Cristiano Ronaldo recibe ganancias anuales de 109 millones de dólares por concepto de patrocinios técnicos, por ejemplo, entre otros, con Nike.
Resulta claro que las marcas son un activo intangible fundamental y valioso en el mundo del marketing deportivo y que se generan millonarias transacciones en torno a las mismas, por concepto de patrocinios, regalías, derechos para transmisiones deportivas, licencias de uso de las marcas que son captadas en las transmisiones deportivas por televisión, entre otros.
A través de este mecanismo de P.I. se reconocen los esfuerzos y la inversión realizada por el inventor para solucionar un problema técnico detectado. Quien obtiene una patente podrá explotar exclusivamente la invención protegida durante un periodo de 20 años, contado a partir de la fecha en que solicita la protección, o autorizar a un tercero para que la explote, es por ello que esta figura se considera como una herramienta que da confianza frente al retorno de la inversión realizada en investigación y desarrollo, e incentiva a los empresarios para que continúen apostándole a la innovación para la creación de nuevos y/o mejorados equipos, materiales, productos, procesos, métodos de fabricación, máquinas o aparatos. Para que las tecnologías desarrolladas sean patentables, estas deben cumplir con todos y cada uno de los siguientes requisitos: (i) sean novedosos, es decir, que no hayan sido divulgados ni sean conocidos en el estado de la técnica, (ii) tengan actividad inventiva, es decir, que no resulten obvios para una persona versada en el campo específico con el cual se relaciona la invención y (iii) sean susceptibles de aplicarse en la industria.
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