¿Cómo podemos proteger nuestro videojuego desde un punto de vista legal? Desde los contratos entre los distintos profesionales que intervienen en su creación, hasta la obtención de fondos para su realización, pasando por cada uno de los elementos que lo componen, como la protección de los jugadores y las herramientas antipiratería, existen mil y una cuestión que merece la pena salvaguardar. Desde H&A, bordamos estos y otros aspectos en este artículo.
Los videojuegos se han consolidado como un bien de consumo generalizado. Sus torneos se han convertido en eventos multitudinarios y los principales gamers, como los españoles ELRUBIUS® y AURONPLAY® o, a nivel internacional, como NINJA®, han alcanzado el reconocimiento de grandes estrellas con importantes contratos publicitarios.
Pero, ¿cómo nace un videojuego? El proceso de creación de un videojuego consta de varias fases y engloba a distintos perfiles profesionales, puesto que se trata de una obra cultural compleja, compuesta por un programa de ordenador o software además de elementos gráficos y sonoros.
En la producción de un videojuego, los diferentes perfiles [diseñadores de juego, diseñadores gráficos 2D o 3D, compositores, programadores, publishers, o cualquier persona que intervenga en su creación], deben establecer y definir sus derechos, mediante un contrato (PACTO DE SOCIOS) y un acuerdo de confidencialidad específicos.
Mediante estos contratos se consigue que quede realmente claro qué obligaciones y derechos tiene cada una de las personas que intervienen en el videojuego y ayudan a evitar los problemas futuros acerca de a quién pertenece cada derecho y sobre todo los beneficios obtenidos. Recordamos que, como hemos indicado, un videojuego es una obra cultural compleja, y ello requiere una protección a su medida.
Dado que los derechos de autor nacen con la creación, es fácil pensar que no es necesario proteger. No obstante, en caso de conflicto con un tercero, es preciso poder demostrar que se poseen esos derechos, de ahí la importancia de contar con un registro fehaciente y con validez.
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