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El uso de materias primas vegetales en el mundo de la moda es una tendencia al alza que ha abierto el camino a la investigación, producción y comercialización de múltiples invenciones. Todo ello se plasma en derechos de propiedad industrial: las marcas bajo las que se comercializan y las patentes del procedimiento para la creación de estos materiales.

La moda cruelty free y eco friendly ha venido para quedarse. La alternativa al cuero no tiene por qué ser el plástico que, para muchos, es excesivamente contaminante y no permite una correcta transpiración. Ha sido necesario ser creativos y buscar materiales ecológicos, no provenientes de animales y que, además, otorguen un acabado que sea capaz de satisfacer el estándar de los más fashionistas. Una buena opción está en los materiales que tienen como materia prima los vegetales.

Aunque ya había en el mercado alternativas aplicadas a prendas de vestir y accesorios como el algodón encerado, el corcho o incluso el papel washi (papel japonés de fibras vegetales que destaca por su poder de absorción, además de que no se decoloran ni se vuelve quebradizo con el tiempo), el auge de la moda eco y la necesidad de ser sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, nos han traído soluciones novedosas cuyo aspecto, durabilidad y tacto permiten diseños que poco tienen que envidiar al cuero animal.

Se trata de materiales libres de tóxicos, no contaminantes, naturales y de comercio justo, lo que todavía los hace más atractivos a los interesados en la moda más alternativa. Entre las pieles vegetales más conseguidas y utilizadas por los diseñadores podemos citar algunas que provienen de materias tan sorprendentes como los restos de hojas de piña que son descartadas de las cosechas o las fibras de manzana, producidas respectivamente por la británica Ananas Anam Ltd. y la italiana Frumat SRL. Por su parte, la mítica casa Hermès ha lanzado recientemente su bolso Sylvania, un must have hecho con piel cultivada en laboratorio por la norteamericana MycoWorks, Inc.

Detrás de estos materiales hay un esfuerzo de branding e investigación cuyos frutos se plasman, cómo no, en derechos de propiedad industrial: las marcas bajo las que se comercializan y las patentes del procedimiento que produce estos materiales. Por ejemplo Ananas Anam Ltd., cuya fundadora es la española Carmen Hijosa, comercializa sus tejidos bajo las marcas de la Unión Europa No. 15323991 “PIÑATEX” y No. 18130080 “PIÑAYARN”, marcas que protegen un material cuya materia prima proviene de Filipinas, uno de los principales productores mundiales de piña. Las fibras salen de una parte de la hoja de piña que, de otro modo, los agricultores filipinos dejarían pudrirse o quemarían, con lo que se evita esa huella de carbono. El proceso para extraer las fibras apenas requiere agua y, una vez obtenidas, la materia restante puede utilizarse como fertilizante. Además, Carmen Hijosa tiene registrada la patente de su producto y, para protegerlo, hace seis años que fundó la compañía Ananas Anam, una startup con 15 empleados en la que hoy ocupa los cargos de directora creativa y jefa de I+D. Y no hablamos de un mercado residual. Una marca tan conocida como Hugo Boss utiliza este material para sus deportivas responsables.

Bajo la marca de la Unión Europea No. 18124522 “APPLESKIN”, Frumat SRL ha desarrollado una alternativa a partir de restos de manzanas cultivadas en Italia. Después de hacer el zumo de manzana, queda la pulpa, que normalmente se tira. Para fabricar el cuero, los residuos de las manzanas se secan y se trituran hasta convertirlos en polvo. Este polvo se mezcla con pigmentos y un aglutinante y se extiende sobre un lienzo, hasta que se convierte en un material similar al cuero, de manera tan convincente que Tommy Hilfiger lo ha utilizado en sus sneakers de la colección “Zero Waste”.

El material que Hermès ha utilizado para su bolso Sylvania, que tardó tres años en desarrollarse, se denomina reishi y ha sido creado in-lab por la norteamericana MycoWorks, Inc., entre cuyos inversores se encuentran la actriz Natalie Portman y el músico John Legend. El reishi, cuyo inventor Phil Ross estuvo investigando durante décadas, está formado por cadenas de micelio, la red de filamentos que forman el cuerpo de los champiñones y todos los hongos. Su marca se encuentra en tramitación bajo la solicitud de marca de la Unión Europea No. 18345641 REISHI. Los hongos son cultivados y transformados en este material en su planta en San Francisco, que tiene un bajo coste energético, ya que los hongos necesitan temperaturas suaves y oscuras. El producto será luego curtido y terminado en Francia por los artesanos de Hermès. De esta manera se da la mano lo más puntero de la biotecnología con una marca de moda de larga tradición.

Incluso la Organización Mundial para la Propiedad Intelectual (OMPI) ha lanzado WIPO GREEN, un marketplace que aloja una plataforma online para el intercambio de tecnología sostenible, poniendo en contacto a proveedores y buscadores de tecnologías respetuosas con el medio ambiente, con el fin de catalizar la innovación y la difusión de las tecnologías verdes.

Esta tendencia ha abierto el camino a la investigación, producción y comercialización de múltiples invenciones no solo relacionadas con el mundo de la moda, sino también de la decoración, alimentación y tecnología, cuya obsesión por el reciclaje y la sostenibilidad todavía dará mucho que hablar… y mucho sobre lo que escribir, ya que este post es solo una primera entrega; en el siguiente ahondaremos en la forma en la que las patentes pueden ayudarnos a proteger las tecnologías que, a su vez, cuidan de nosotros y de nuestro planeta ¡Continuará!

Natalia Ruiz Gallegos

Departamento Propiedad Intelectual e Industrial de Garrigues